Me acostumbré a esta soledad
Que me abraza fiel mente
Sin temor a perderle, sin temor a tenerle
Me acostumbré y la adoré
Como se adoran a los dioses
Esta soledad
Que de soledad no tiene nada
Con la falta de tolerar alguno que otro
Reproche y locuras ajenas
No se extrañan esos días que la demencia invadía
Celos poco consistentes de niño ingrato e indecente
Caprichoso por solo tenerme
Muriendo por dentro al solo verlo
No bastaba con solo la mirada
Esos reproches meramente inventados
culpando el alma mía
que de culpa no existía
Esta soledad que me acompaña sin deberme nada
Sin quitarme nada
No me aprovecho de esta relación recíproca
Que tanto me ama, sin ventaja de nada