El cielo está
verdaderamente negro
esta noche,
las calles grises
vacías
me llevan a un destino
de mí inseparable
desde el día
en que he nacido;
de mi hoja
constantemente
me retrae el ruido:
sobrevivo
en una selva de estímulos
luchando
con mi único enemigo
en mí mismo
mientras tanto
pienso en ti
y repaso tus labios
con un último suspiro
antes de la agonía
de sentirte
distante ahora
como un pedazo de mi vida
que se me esparce
en los sentidos
pequeño como un niño
e igual de delicado,
necesitado de cariño
siempre aquí
me verás irme insomne
con el sabor amargo
del fracaso encima
como una tormenta
por la que tiemblo
desde el suelo...
Tal vez nadie comprenda
nunca nada
de lo que estoy diciendo
pero sigo
porque de ello dependo
ya demasiado,
porque no está resuelto
mi complejo circuito
todavía
por más que escribo
lo que siento
profundo en mí
como reflejo de un alma
que está sufriendo
lo que aún no se ha dicho
aquí.