En siete días de espera:
el primero fue una carga
de exasperante confusión;
el segundo, una punzada que yacía en la duda
por la veracidad de aquel te quiero,
de tal proclamación.
En siete días de espera:
el tercero trajo desolación,
la condena testaruda;
el cuarto, entre versos, acrecentó el agobio
forzando a que mi cuerpo hable,
mi alma muda.
En siete días de espera:
el quinto se desplazó
en la repentina calma;
el sexto, por escasez de lágrimas
bastó con abrazar al dolor,
presionar las brasas.
En siete días de espera:
el séptimo apaciguó
las vigorosas aguas,
se esfumó como humo tu imagen y semblante
aunque la retina no borra tus ojos,
mi retina ardua.
En siete días de espera,
ciertamente,
aguardé a tu regreso,
pero por obra de espontaneidad,
por acción del silencio
mutó a una desmemoria en progreso.
En siete días de espera:
logré tu olvido,
pero este dolor
tiene tiempo indefinido.