Hacia frío y el corazón dormido
tocó las puertas del cielo
le abrió un ángel esquivo
que lo miró con recelo
Tomo una copa, le ofreció vino
tendió su mano, lo levantó del suelo
Y el calor del licor amigo
hizo fundir aquel hielo
Despertó al fin del letargo
por tanto tiempo sumido
de los sueños tan amargos
que atrás le habían consumido
Extrañado el ángel preguntó
el motivo de su pena
el corazón contestó
mal de amor, fue mi condena
El corazón contó su historia
el ángel le oía atento
sentados junto a una noria
que lloraba su lamento
Cuando acabó la jornada
y contada su experiencia
marchó hacia su morada
sanado de su dolencia
Al anochecer llegó a su casa
su dulce amor le esperaba
con el alma hecha una brasa
Su mirada suplicaba
Quédate siempre conmigo
le dijo su fiel amante
siempre te daré abrigo
vuelve a mi cuanto antes
Si se perdió la frescura
fue por batallas libradas
más sigue erguida la llama
brillando, cuánta hermosura
Siguieron tomando aquel vino
con aroma de ambrosía
brindando por un destino
lleno de amor y alegría