Jorge Horacio Richino

TRASLÚCIDA PRESENCIA

 

 

Eres musa deliciosa

motor de mi fantasía,

y ya de noche o de día

también guía silenciosa.

 

Me llevas por tus caminos

entre luces de colores,

sobre pétalos de flores

y suaves aires marinos.

 

Tu presencia me condena

a no poder olvidarte,

por tanto que supe amarte

cual olas entre la arena.

 

Y vuelves a mi presencia

para ayudarme en mi sino,

que cae en triste destino

cuando presiente tu ausencia.

 

Y vivo necesitando

que me quites las espinas,

que duelen y son dañinas

y me están martirizando.

 

Si no te tuviera ahora

no se en verdad lo que haría,

y aun siendo tú, fantasía,

sin tu paso mi alma llora.

 

A veces te difuminas

y te sospecho intangible,

mas eres imprescindible

para poblar mis esquinas.

 

Y cada rincón de mi alma

se estremece en tu presencia,

y dolería tu ausencia

que robaría mí calma.

 

Por ello va mi clamor,

del cual el cielo es testigo:

¡Que no me falte tu abrigo

ni se pierda nuestro amor!

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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