Has de tu lengua una amiga fiel,
que te cuide y defienda.
Que en momentos difíciles
responda fríamente y que no
permita que los exabruptos
dominen tu ser.
Así que,
en tú interior expresarás:
¡Oh! lengua amiga,
te agradezco que en
momentos de obnubilación,
tú presencia salvadora
enmudezca mis desvaríos.