Alfredo Daniel Lopez

Leónidas y los 300

 


Leónidas y los 300
.

El paso de las Termópilas
lugar de cruenta batalla
el clamor la sangre acalla
entre los hijos de Andrómeda.

Ya gobernaba Leónidas
como rey espartano,
será él un nudo georgiano
y el nicho de las memnómidas.

Donde perdió el gran Darío
mordería el polvo Jerjes,
en los griegos hay más brío
que en los persas con asperjes.

Dicen de Jerjes primero
del monarca de los Persas
que en sus tropas tan diversas
uno que otro era huevo huero.

Medio millón de soldados
que venidos desde oriente
prueban el filo mordiente
de esos trecientos tocados. 

Las armas al sol centellan
crujiendo entre si metales,
los instintos demenciales
muchas cabezas degüellan.

Llevan poco rato en lucha,
de los diez mil inmortales
sus cuerpos hechos retales
hoy vuelan en fugaz rucha.

Y comienza la estampida.
Y el miedo somete al orden.
Del caos nace el desorden
y la cruel carnicería.

Hay historias y hay hazañas
que perduran en el tiempo,
hay lugares y momentos
que a la muerte se le engaña.

Pero la batalla acaba
sí rota la formación
impera la sinrazón
y el ataque se cismaba.

Ya vencido el enemigo
empieza el atroz festín,
en la lucha mueren mil,
segando la hoz todo el trigo.

No hay compasión, no hay dolor
solo hay sed de sangre y muerte,
quién se salva peor suerte
ya que tendrá amo y señor.

En el campo de batalla
los muertos ya son cecina,
la humanidad una ruina,
la guerra una vil cizalla.

Caronte hace una agria mueca
muchos viajes debe hacer
y monedas recoger
de almas que quedaron secas.

Hades desde el inframundo
mira contento al que ha muerto
que alimenta el negro huerto
dónde él es rey de ese mundo.

No eran todos espartanos,
hubieron cientos de Tespios,
también miles de Tebanos
aunque su aporte fue hueco.

Oplita se le llamaba
a todo guerrero griego
que con un oplón marchaba
a la guerra con gran ego.

Leónidas moriría
envuelto en un mar de flechas;
se hizo noche en el día
y la gloria... él cosecha.

Los trecientos se inmolaron
por lograr la libertad,
con su sacrificio auparon
ese canto de verdad.

Quién muere como un valiente,
como hicieron los oplitas,
pervivirá para siempre
en mil mentes eruditas.

.

Alfredo Daniel Lopez
Julio del 2022, Barcelona - España