¿Qué tal madre mía?
Bien lo sé que se acerca la Nochebuena, el año nuevo y hoy es tu cumpleaños,
¡Tanto te extraño!
No había podido escribirte pues mis
lágrimas caían.
No te rías, me he vuelto una llorona. ¿Te sorprende?
Ya ves cuánto he cambiado.
Te acuerdas, cómo reíamos sin parar. Tu risa contagiaba hasta al más triste amanecer.
Sí es cierto, no pude llevarte flores, no encontré rosas tal como te gustan, pero te prometo que las llevaré en próximos días.
¿Quieres saber que hice hoy? Pues me tomé unos tragos de Habana Club y bailé, bailé y reí, para no pensar.
¿Sola? No, con mis colegas de trabajo.
Pero no sales de mi pensamiento ni con ron, ni con bailes.
Me dejaste sin consejos hace ya 11 años. No, no te reclamo nada, aunque debería..
Sí, debería hacerlo porque te fuiste sin despedirte, en un suspiro, que pensé que fingías.
Y entonces al ver mi desesperación, esbozaste una sonrisa perenne, eterna, triunfadora.
No puedo continuar, solo quise explicarte la ausencia de tus rosas en ese mármol frío, precisamente hoy que cumples año.
Te extraño cada día.