Las penosas violencias se acumulan.
Sin saber o sabiendo, brotan fieras,
Cargadas de fogosas arrogancias.
Potentes ventoleras nos destemplan,
Por las mínimas rendijas se cuelan.
Si bien se muestran como solitarias,
Las complicidades son numerosas;
Aunque sus influencias bien disimulan,
Provocan las discusiones crispantes,
Confunden los perezosos silencios,
Y pesan las ausencias de atenuantes.
Nadie asume mimbres participantes.
Persisten los nefastos desvaríos
Con el desliz de olvidar los orígenes.