Dadme Poesía,
Para asumir bellezas,
Todo máximo valor
En este orbe de tristezas.
Dadme el Canto heroico
Del apacible valiente
Que en la visceral Victoria,
Es el coraje más clemente.
Vengan pronto a mí
Tus lúcidas censuras,
Las líricas formales
Y los excesos de ternuras.
Quiero tus lágrimas
Si ellas humidifican
Heridas y cicatrices
Del aleatorio transcurrir.
Concédeme sonrisas,
Elixires hedónicos,
Trampolines del alma
A nuevos mundos escénicos.
Sigue, Poesía, nutriendo,
Entre marismas y desdeños,
Aun en la hierática soledad,
El contra exilio de los sueños.
Crece virginal y aumenta
Tu reservorio cantón de plumíferos
Muy armados a tinta azul o con bytes,
Donante caridad de luminosos anhelos.
Vé y agita desde tus genes solidarios
-Danzarines de inspiraciones añejas-
Ese cofre musical de sonidos sumatorios,
Devoto de rimas, canto libre y candilejas.
Dadme querida, pródiga Poesía, dadme
Lo que anémico en humildad te pido:
Mínima incursión en floridos almácigos.
¡Y libérame hoy del trunco verso prohibido!