De repente, de repente,
apareció tu recuerdo,
como luminosa estrella
fugaz en el firmamento
que volando al horizonte,
dio aquel último destello.
Quedé mirando las nubes
preguntando al universo
¿Dónde volarán las aves,
en este mundo siniestro
donde abundan tantos llantos
donde abundan los lamentos?
De repente, de repente
divisé aquel ancho cielo
con la bruma y los colores
que lo pintan como lienzo
donde fija la mirada
en aquel celaje bello
contemplaron mis pupilas
lindos rayos tan reflejos
despidiendo atardeceres
con sutiles vientos frescos.
¡Qué hermosura recordarte!,
en aquellos viejos tiempos
jugando con las cometas
que bailaban con el viento
enredándose en las ramas
de frondosos palos secos
lloviznando aquellos ojos
gota a gota con lamento
y tu palabra amorosa
alentando iba algo nuevo
procurando la esperanza
e inventando nuevos juegos
susurrando a mis oídos
¡ya no sufras desaliento!
De repente, de repente
y mirándome al espejo
te pensaba y te miraba
con alegría sonriendo
con tus ojos verdolaga
tan hermosos, tan apuestos
los que siempre te pedía
porque no tenían precio.
Y pensando en el pasado
se me vino a mi cerebro
la caricia de tus manos
con lo tibio de tus dedos.
Y en la frente y la mejilla
muy presentes yo los tengo
con cariño, con ternura
llenos de amor verdadero;
amor, que nunca se olvida,
aunque pase y pase el tiempo
porque Madre solo hay una
y hoy llorando te recuerdo.