De que sirve a mis años ser poeta
como pájaro viejo en triste canto,
si mi voz desgastada hoy es un llanto
y la musa, molesta, ya me reta.
Para cuervos soy carne sin receta
la cual no tiene sabor a curanto;
la lechuza con su grito de espanto
muy curiosa se mete en mi maleta.
Se ha de venir conmigo al camposanto
en un viaje febril y misterioso,
por ser testigo de mi faz de espanto.
Mi alma, mis sueños, y mi cuerpo ocioso
en algún verso dejarán quebranto,
y un sonar de campanas será odioso.
Jorge Horacio Richino
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