Javier Bermejo

Adiós

Ella se fue. 

Partió sin decir adiós como un anochecer de luna nueva.

Oscuro y sin aire me quedé.  

Como ave migratoria dejó el nido. 

A pesar de las ramas olvidadas mi corazón resquebrajado yacía en un crepúsculo de ira, incomprensión y dolor.

Latente y huérfano de confianza tumbado entre sábanas mojadas de lágrimas. 

Así sucedió. 

De la noche a la mañana. 

Del todo a la nada. 

De la caricia más hermosa a la grieta más honda. 

Adiós.