La mejor de mis navidades la viviré, si Dios quiere, este próximo diciembre del dos mil doce; porque en esas fechas mi nietecita Marijose va a tener casi un año y medio de edad.
Aunque es bien portadita, ya me la imagino queriendo “ayudar” en la colocación y adorno del árbol de navidad; la veo rompiendo las esferas, jugando con las figuras del nacimiento o queriendo cargar al Niño Dios y darle su mamila (ya lo hace así con un bebé de juguete que tiene).
La sueño sentadita a la mesa en la cena de navidad alegrándonos el momento con sus gracias, risas y ocurrencias.
Voy a ayudarla a escribir su carta para Santa Claus, ya la miro abriendo sus regalos.
Pienso enseñarle el significado de la navidad para que siempre celebre esta festividad religiosa, así como para que sienta apego al mensaje de paz y buenaventura que lleva implícito.
Sé que va a ser la mejor navidad de mi vida y la más completa, en virtud de que en élla estará presente, ya en activo, mi Marijose traviesa.
Además de todo, tendré mi propio regalo de dicha ya que podré ver como mi nietecita encantadora, con su chispa, se convertirá en la estrella del árbol de navidad.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda.
México, D. F., a 14 de octubre del 2012