Todo por ti es labrado,
Por tu amor todo ha existido,
Eres la amarga Luna que promete
Impregnar de ternura, ¡oh amada!,
Lo tangible , lo cierto, las profundas colinas,
Que en el mar son viveros de sangre,
De los hombres rojizos, de las naves trirremes,
De botines inciertos enterrados, mi vida.
Cuantas veces te amé más allá de mi ser,
Confundí tu mirada con mi dicha crecida,
Fuiste tú el alimento, el sustento primario
De los valles del Tedio me sacó tu mirada,
Y en diciembre, locura, te marchaste deprisa
Condenando al romero a morir sin su verde,
El hachazo certero dio señales de muerte,
Cuando piso las calles se me tuercen las ganas,
Y no quiero vivir, una fiera agonía se apodera mí
Y de todo lo mío, y me basta un poema,
Y me bastan dos versos y los guardo…tan débil,
En una botella, por si llegan a ti una tarde de lluvia.
Paco José González