Mauro Enrique Lopez Z.

Una extraña

Ella, sufriendo de una extraña 
enfermedad en un hospital, y su 
amante de farra en farra; que pena 
con ella, cuántas veces le rogué, que 
no se fuera de mi lado, que aún la 
amaba, me dejó triste y apenado.
Hoy me da pena su caso, porque 
solo Dios puede salvarla, de ese 
mal que padece, y se arrepiente 
por esa vida que cogió, noche tras noche, 
y amanecía en copas; solo puedo 
rezar por ella, que la cure de ese mal 
que padece, y llora porque no aguanta 
los dolores ,que día a día la tormenta.