Jorge Horacio Richino

\'ELI, \'ELI, LAMA SABACTANI

 

 

Renovemos la esperanza

uniendo los corazones

y vibremos de emociones

por el niño ya nacido;

que no veo convencido

de cuidar sus posesiones.

 

El Señor, el Nazareno,

hijo de su propio padre,

por mucho que se le ladre

parece sordo de oídos,

pues no escucha los bramidos

del mundo que es un desmadre.

 

No puntualizo cuestiones

que todos bien conocemos

y, por cierto, no entendemos

si nos soltaron la mano;

para que diablo inhumano

quiebre lo que poseemos.

 

Nos ha dejado una cruz

quizá para comprenderlo

y más, mucho más, quererlo,

lo que no es tan necesario.

Ya es mucho nuestro calvario

y complejo padecerlo.

 

Vamos desafortunados

en vías de triste sino,

atropellando el camino

y alimentando el fracaso,

de las gentes en ocaso

ante tanto desatino.

 

Y en tu carácter Divino

te rogamos atención,

junto con tu bendición

desde tu reino de gloria,

pedimos nos des victoria

salvando tu creación.

 

Sabrás tú, seguramente

que el peligro nos asecha,

muchos con vida desecha

requieren de tu presencia

aunque no esté la evidencia

de tu asistencia; a esta fecha.

 

Por lo tanto te rogamos

si eres tu quien nos gobierna,

que venga tu alma fraterna

para que todo mejore,

pues no habrá quien te valore

si nos dejas duda eterna.

 

 

Jorge Horacio Richino

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