Angélica Contreras

HAY DÍAS COMO ESTE

Hay días como éste,

que el silencio sabe quedarse callado

y ya no quiere decir tus apellidos,

que la soledad, no quiere remendar tu ausencia,

que tu sonrisa, se expande por donde quiera 

quebrando la inocencia, esa,

que serias mía toda la vida,

mientras tú, ahora en una cama ajena,

distinta… ya dormida.

 

En esta fecha,

las escaleras de la casa parecen escenario de novela,

de apariciones y fantasmas, y escucho en cada peldaño

un susurro que me dice:

“ven, más arriba, más lejos, camina”,

que parece ser tu voz, cuando creo sentirme solo,

pesado, cansado y un poco loco.

 

Pero la esperanza ya termina

porque la vida no me regaló nada,

ni a ti, por ejemplo, porque fuiste brevemente mía,

pero nunca te dejó en mi lecho, no como quería.

 

Hoy en mi pañuelo hay una lágrima

que escurre por mi cara mientras duermo,

con tu imagen que no cabe en el olvido,

el poema, con desenlace desconocido,

el libro con un final sin despedidas,

y una hoja en blanco, por si un día,

le cambiaras el destino, a esta fecha que calcina.

 

Había una vez una vida,

una historia propia,

nuestra, mía.