Año viejo, insensible, que irritante agonizas.
Entre tus frutos caí. Me dejaste, tus cenizas.
Despojando, mi gran gozo, ya no tengo alegrías.
Solo tristes recuerdos, que recogí, cada día.
Pido a Dios, por los seres, que han partido.
La vida es como un juego, como un partido,
Los preferidos jugadores, salen de la cancha,
Sin suerte, no tienen posibilidad, de revancha.
Adonde partirá, este bellaco año destructivo,
Me hizo sentir aprendiz, sin guía ni instructivo.
No pido un año nuevo, color de rosa, de ensueño,
Mucho menos, virulentas páginas, llamadas sueños.
Naufragaron, dos cercanas almas, nobles, mías.
Con invitación secreta, las vi partir, bajo tierra.
Les abrieron camino, tres paladas de camposanto.
Sin objeción alguna, para invocar, al menos un santo.
…Así es, como Dios prueba.
Partieron en dos inmaculados carruajes, sin ruedas,
Fueron manjar del mañana, para gusanos y escarabajos.
Errar, para los cuerdos, fue, su error, desde arriba.
Mejor, morir herrando, que fallecer, docto un escriba.
Marcharé sereno, con mirada, fija y paso de obrero.
Con la sensatez del día, cuando se quita el sombrero,
Y con el juicio de las hormigas, al recoger sus hojas,
Levantaré mi capa, hablaré con voz dura, una cosa.
…Ya estoy preparado, para estocar, este nuevo Año.