Erguido cual madroño en la montaña,
estoico cual león en la pradera;
con garras que combaten las infamias,
¡remonto las estrellas!
Mi espíriu rebelde y muy bravío
lo mismo que un quetzal en plena selva;
mi canto insobornable siempre entono
¡con lira justiciera!
Igual que la gaviota con los mares
mi pluma es del amor la fuente eterna;
amando libertad y la justicia,
¡con alma de poeta!
Lo mismo que la lluvia persistente
tormentas de equidad mi verso encierra;
y lleno de entereza y gallardía,
¡mi patria libre sueña!
En lagos de concordia y de esperanza
palomas de la paz su arrullo dejan;
y plenas de quimeras ancestrales,
¡navegan mis ideas!
En cada amanecer la aurora viste
estelas de bondad que luz gotean;
y nacen de deseos libertarios
¡que el pecho nos anegan!
Por ello es que mi rima soñadora
a patria sin cadenas siempre suena;
llevando en cada letra la coraza,
¡de fe y de fortaleza!
Autor: Aníbal Rodríguez.