Como el mar que,
se creó para la perpetuidad;
y ese cielo púrpura
resistente en la inmensidad...
O como el mismo sol,
para siempre creado,
con su fuego hirviente y
su resplandor dorado.
Quizá como las estrellas,
que no se apagan jamás
aunque por el parpadeo parezca
que dejarán de brillar.
Tal vez como un recuerdo
de lo que viviste ya,
que sólo con la muerte
de tu mente se irá.
Simplemente como Dios,
que murió sin piedad
y resucitó incólume
para la posteridad.
Así tan natural quiero yo,
seas en mi vida una verdad,
¡seas la grandeza de mi mundo!
como el cielo, las estrellas o el mar
como el sol o como Dios,
pero que tú seas mi eternidad..