Allá donde las costas
se nos desdibujan,
y entre amapolas castas
las rosas granas...
escarchan sus pudores,
de los bosques,
la diosa
se nos muestra herida...
en los albores níveos
de su sueño.
¡ Oh Diana,
divina cazadora...
de tu pálida hermosura
hasta la blanca luna,
hoy siente celos !,
y entre lirios...
y arrayanes escogidos,
la dama...
de cintura angosta,
desnuda
su belleza fría...
en la fontana aleve
del invierno.