Tengo la esperanza
de que algún día,
con tus ojos inundados en lágrimas,
me has de mirar fijamente,
y en ellos podré sentir
tu arrepentimiento.
Gozaré mirando
el reflejo del dolor y la desdicha
que corroe tu espíritu.
Que sollozando imploréis mi perdón
porque el remordimiento corrompe tu alma
y ésta no encuentra sosiego donde antes hallaba.
Te han de torturar los recuerdos
en la noche más serena
así como en el día mas pacífico.
serás incapaz de mirarte al espejo,
más al hacerlo,
te invadirá una insoportable náusea
y un ansia tormentosa
te obligará a golpearle
hasta que tus nudillos sangren
con los cortantes fragmentos de tu nostalgia.
Ya no te deleitarás más con colores,
ni con sabores, y una fétida esencia
abundará en tu respirar.
Cuando ya no tengas la voluntad
para enfrentar al monstruo que siempre fuiste
y los escrúpulos de todas tus atrocidades
fecunden un gigantesco desprecio a ti mismo.
Empero, afortunadamente,
no has de poseer el valor
para culminar con tu miserable
y vano existir.
Entonces y sólo entonces
habrás saldado tu deuda.
Y habré de obsequiarte mi perdón