Radiante como sol de primavera
y frágil como pétalo de lirio;
me dio de su calor tremenda hoguera
y fue de mi existencia gran delirio.
Con ella, de pasión viví la gloria,
y fue de la ilusión mi fuente pura;
por eso yo conservo en mi memoria
el regio resplandor de su figura.
El brillo diamantino de sus ojos
le dio a mi corazón su luz divina;
y pude disfrutar sus labios rojos,
borracho de su miel tan pupurina.
¡Y fueron nuestras almas dos canarios
viviendo del amor bellos glosarios!
Autor: Aníbal Rodríguez.