Raiza N. Jiménez E.
* Elogio a la labor creadora. -
Mañaneros, saltos del reloj, atrevidos son al despertar.
La obligación llama y esta es constante e Inflexible...
Hoy estrenarás un nuevo y claro día con viejo sabor.
No es verdad que todos los días son el mismo día,
días amargos esperan al deber y hay que ir a trabajar.
*-*
Algunos instantes de labor se tiñen con reflexiones
dulces, otras aciagas son impulsadas por la cordura.
Nunca los momentos son más dóciles que cuando se
piensa en la obra entera y reluce una alegría secreta.
La ilusión te entrega aplausos que sólo tú escuchas.
*-*
Los susurros arrancan suspiros, risas ocultas y dolores.
Es que, en secreto, te has derrotado y sólo ves el fin.
No es lo que habías pensado y la autocensura te mata.
Dicen que no hay peor castigo para el laborioso que ese
ojo de Dios que, nos observa desde ángulos no previstos.
*-*
Trabajar y trabajar, pareciera ser la llama que enciende
o dispara el ensueño de vivir o de morir en la antesala.
Los sudores que preceden a la culminación, no siempre
se experimentan con la gratitud de estar vivo y creando.
Sea cual sea el trabajo, habrán silencios que sermonean.
*-*
La maravillosa sensación del quehacer orientado a la vida
trae aparejados sentimientos y pensamientos de encanto.
Colocarse frente a la obra acabada con el orgullo liberado,
es anticipar la gloria del respiro interno que dice: ¡Eureka!
Adán o Eva, tu obra final, fue antes cavilada y creada de ti.
*-*
¡Cuando la vida te atrape en pensamientos de yo no puedo,
ponte a volar con tus alas y salta al encuentro de tu obra!