Te vi a lo lejos medrando como boa
y mis manos se inmutaron al momento;
quise hablar y tu belleza fue una loa
que explotaba mi cerebro y pensamiento.
Ya de cerca susurraste una mirada
siendo espina que clavó mi corazón:
tuve nervios que no pude decir nada
y pretendo vanidoso mi emoción.
Estas letras quizás digan lo que siento
y se aferren al escarnio sensorial:
este verso quizás sea un sentimiento
que es descrito con la tinta cerebral.
Frente a mí como una rima sonreíste
dibujando las tensiones sin cuidado;
lo más bello penetró todo lo triste
y tu rostro está en mi pecho bien clavado.
Samuel Dixon [29/12/2021]