Se nos va acabando el tiempo,
se agotan los momentos,
y los instantes… se hacen cada vez más cortos.
Se van gastando los segundos…
con rapidez sorprendente,
los minutos se desvanecen,
las horas desaparecen,
y los días duran poco.
Las noches ya no tienen sueños,
y hasta los insomnios se reducen.
Las semanas ya no alcanzan…
se disipan…
entre amaneceres efímeros…
entre ocasos fugaces.
Se nos va acabando el tiempo.
En el cielo las nubes corren veloces.
Los aguaceros se hacen lloviznas…
y las lloviznas…rocíos.
Los huracanes se hacen vientos…
y los vientos… brisas.
Todo parece vertiginoso,
todo muestra prisa.
Se nos va acabando el tiempo,
y se nota en cada cosa…
en cada sentimiento,
en cada breve respiro,
en lo fugaz de un suspiro.
Los amores eternos ya no perduran…
se separan… con pronta ligereza,
y las promesas “para siempre” …
no sostienen sus juramentos…
han perdido la memoria.
Se nos va acabando el tiempo.
Los meses se van consumiendo…
y parecen tener urgencia.
Las estaciones perecen…
y se siente su premura.
Las primaveras no florecen…
ya no pintan arco iris,
y los veranos no calientan…
pues el sol se puso tibio.
Los otoños sin ventiscas…
ya no corretean hojas.
Los inviernos ya no enfrían…
ya no arremeten con nieve.
Se nos va acabando el tiempo…
y el corazón lo presiente,
sus latidos se aceleran…
y palpitan atolondradamente.
El tiempo ya no es el mismo…
como era el tiempo de antaño.
La vida se va extinguiendo…
como un soplo momentáneo,
como aliento agonizante…
que finalmente concluye.
Se nos va acabando el tiempo…
y lo marcan los relojes.
Se nos va acabando el tiempo…
y parece inevitable.
Se nos va acabando el tiempo…
y lo marcan los relojes.
Se nos va acabando el tiempo…
y parece inevitable.