Vengo con hechicería
a robarte los favores;
pagártelos no podría
ni con las gemas mejores.
Y si estuviera dispuesto
a darte toda mi hacienda,
malo sería el intento
pues eres más que estupenda.
Es que por mucho que quiera
obtenerte de algún modo,
hay una base primera:
\"La de amarte, antes que todo\".
Por eso traigo el conjuro
de mis caricias y besos;
y el sentimiento más puro,
sostén de mis embelesos.
No actuaré cual picaflor,
sino como enamorado;
de una alegre y bella flor
que lo tiene cautivado.
Se que con esta receta,
cocida con sangre ardiente;
alcanzaré dulce meta
para honrarte eternamente.
Jorge Horacio Richino
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