Ya he estado antes.
He mojado los pies
sacudidos las alfombras.
Venerado a dioses y estrellas.
Copulado con gigantescas
fosas nasales. Acariciado
cuerpos infinitos en la mansedumbre
de la tarde. He estado aquí antes.
Estas rocas, misteriosas, suponen
un antes y un después, mi saliva
virgen, abriéndose paso entre cuellos
y olivares. Y el páramo esencial,
cálido alambique, donde se ofrecen
las párvulas aceitunas, los linderos
de la simiente. Estuve aquí antes.
Donde la hogaza de pan caliente,
y el olmo viejo, y los baños en las balsas,
caídos ya atardecer y crepúsculo, cuerpos
electrocutados de cigarras. Y he estado.
He estado-.
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