Cómo querubín de causas justas
revoleteas mis sombras
de babélicas siluetas
que inventan los silencios.
Andamos a la caza
y los disparos solo
se dispersan en el alma,
tú entras,
defendida en mil caminos,
inquieta sobre ese paso
que tienen los caballos
de trote a la mano,
mientras yo pacto
la cena en tus aréolas,
solo la piel será tu descanso.