El pan con su esfuerzo trajo
a sus hijos en la mesa,
cómo bendita promesa
producto de su trabajo.
Y aunque llegó cabizbajo,
muy cansado por su labor,
es más inmenso el amor
cuando a sus hijos abraza,
y se respira en la casa…
Paz, armonía, y calor.
Si a tu padre tenés vivo,
corre y ve a darle un abrazo,
y perdete en su regazo,
sintiéndote muy altivo.
Porque tú eres el motivo
que detiene su partida…
Debemos darles en vida,
todo el reconocimiento,
Y será su último aliento
cómo una llama encendida.
Si por cosas de la vida,
tu padre se ha ido al cielo,
perdoname si en tu duelo
te he causado alguna herida,
pues se que con su partida,
has perdido a un gran Baqueano,
de la vida el artesano
que ha forjado tu destino.
Hoy es guía en tu camino
que te lleva de la mano.
Muchas veces somos duros,
Juzgando el valor de un padre,
porque el brillo de una madre
de pronto lo vuelve obscuro.
Yo con el tiempo te auguro,
cuando tu cuenta no cuadre,
que buscarás a tu padre
para pedirle un consejo,
allí sabrás que tú viejo
es el mejor de los padres.
© Autor:
Carlos Roberto Reyes Paz.
(Calichán ROMÉ)
Choluteca, Honduras.