Amo la paz de la tarde
Y su sonrisa serena
amo los campos tan verdes
Y el aroma de la sierra.
El río que serpentea
entre valles y colinas
Y la cascada que ruge
en su caída suicida.
La Ceiba que majestuosa
reina en el centro del monte
es casa de los Orichas
Y balcón de los sinsontes.
Guardarrayas solitarias
tatuadas por las carretas
huellas de sudor y sangre
que abonaron esa tierra.
Viaja un segundo en el tiempo
la estampa de la arboleda
mangos, guayaba, naranjos
tamarindos y ciruelas.
Mi tierra, siempre la bella,
la perfumada de azahar
frescas gotas de rocío
coronan el cafetal.
Cañaverales rebeldes,
despeinados por la brisa
herida entre cielo y tierra
por donde fluye la vida.
Es ese mundo interior
que se asoma a cada paso
es raíz de la raíz
que no suelta de su abrazo.
Es un regalo del alma,
es Controversia y es Son
es la pasión que nos une
corazón a corazón.