(Soneto)
Has pensado alguna vez amigo mío
en la existencia de momentos reales
donde los hombres todos son iguales
y no tiene importancia el apellido.
Todos buscamos para el dolor alivio
y nacemos del vientre de una madre,
vivimos un proceso interminable
y al nacer o al morir somos lo mismo.
Cuando imponente el sol nos ilumina
o va tras el encanto de la noche
allí nos despojamos de distingos
También cuando la muerte se aproxima
se acaban para siempre los reproches
y esperamos en Dios y en su designio.