Aprendí a escaparme de la realidad…
pero así mismo…
aprendí a enfrentarme a la verdad,
y a darle pelea a la injusticia,
y no hacerle caso a esta torpe sociedad.
Aprendí asimilar la dureza del dolor…
para que no hiera con su atroz brutalidad.
Aprendí a alejarme de la humanidad…
porque no da muestra de bondad.
Aprendí que el mundo está lleno de ilusos,
y que no van a madurar…
porque tienen el alma en total oscuridad.
Aprendí a huir de los excesos…
a alejarme de los vicios,
y sin vicios…me fue fácil
apartarme de los necios.
Aprendí que nadie aprende
si no está dispuesto a cambiar,
y que el saber no es garantía de ser mejor…
si no se actúa con franqueza y lealtad,
Aprendí que la mayor virtud es la paciencia…
y que la tolerancia nos puede transformar.
Aprendí a desprenderme de lo trivial…
y descubrí que ser frontal es lo mejor…
porque se necesita valor
para increpar a los que obran mal.
Aprendí a dejar mi enojo en el pasado…
a mi ira le quite sus arranques desenfrenados
y a mi resentimiento le he anulado,
desde entonces me siento más liviano.
Aprendí a no pelearme con la soledad…
y la invite a convivir en armonía…
ahora nos hacemos compañía.
Aprendí a comprender mi desolación…
y prometí convertir en poesía la decepción.
Aprendí que la tristeza también tiene su gracia
y ha dejado de insistir en lastimarme…
ahora se sienta a mi mesa…
y nos bebemos juntos...
el trago amargo de su presencia.
Aprendí que el amor si existe…
pero también aprendí …
que después de la desilusión…
el desamor se apoderó de mí.
Aprendí a refugiarme en mis poemas,
para contarle al viento lo que siento,
para no pasar por este mundo…
como pasa un falso sentimiento.
Aprendí a no quejarme…y a callar,
a apartarme con total resignación…
hasta que llegue mi momento de partir.