Jorge Horacio Richino

BAILARINES

 

 

Estaba mudo el salón

al entrar los bailarines,

y al ritmo del corazón

estallaron los violines.

 

Un tango bien argentino

daba paso a sus arpegios,

y en ese hechizo divino

llegaron los sortilegios.

 

Comenzó la exhibición

de un floreo magistral,

causando fascinación

al público en general.

 

Y entre cortes y quebradas,

sentadas y otras figuras;

la pareja entrelazada

trazaba mil hermosuras.

 

Esbozaron los artistas

en su florido lenguaje,

pasos con miles de aristas

con mucha garra y coraje.

 

Al fin llegó la ovación

de la concurrencia en pleno;

desbordada de emoción

y con los sentidos llenos.

 

Toda su magia dejaron,

más su encanto sin igual;

y a todos nos deslumbraron

con su virtud magistral.

 

 

Jorge Horacio Richino

Copyright