Los abrumadores espejismos del placebo,
solo son posibles
en medio del desierto de la inocencia.
Un hombre no puede soportar tanto anímicamente.
No recuerdo nada mas frágil que el espíritu de un hombre.
El alma es sencillamente frágil, delicada e indefensa,
busca refugio en cualquier rincón
que pueda ofrecerle protección y seguridad,
le es fácil hallarles.
Es un hogar con muchas puertas,
bastas salidas,
innumerables refugios espirituales;
música, danza, amor, trabajo,
conocimientos, disciplinas, deportes.
Algunos llegan por si solos,
otros hay que buscarlos.
Aún así, la mayoría de los presentes
va por ahí hiriendo su esencia,
tratando de quebrantarla,
aprovechando su fragilidad para librarse de ella.
Ingenuos.
Llegará el momento en que nos arrepentiremos
de haber forzado a el alma a
entrar en un frasco distinto a su medida,
pues desconocemos
que ya nunca podrá salir.