Amores suspendidos…en blanco…
deambulando por el limbo de la espera,
arrastrando las cadenas del insomnio,
con sueños peregrinos como de gitanos…
sin ningún destino.
Amores atajados por la incertidumbre…
que se enroscan a la ilusión,
y apuestan a un espejismo de mentiras…
y te hace probar de su elixir alucinante.
Amores clavados en el tiempo,
enredados en las horas,
estancados en el alma,
balanceándose en la péndola del silencio.
Amores cautivos del desaliento,
que intentan sostenerse de un suspiro,
que se nutren de la bohemia de poemas heridos,
que sobreviven al deshielo de un corazón extenuado…
y desilusionado.
Amores esclavos del pasado…
que acongojan el presente,
y petrifican las esperanzas del futuro.
Amores lastimados de impotencia,
enfermos de realidad,
agonizantes de deseos…
que poco a poco se despintan de los sentimientos,
y se hacen nostalgia…
se hacen melancolía derramada en llanto,
se hacen tristeza en forma de tormenta.
Amores suspendidos…en negro…
que arrastran a la oscuridad de la soledad,
y empujan al abismo de la aflicción,
que sustraen el vigor del último aliento,
y se apoderan de la voluntad…
impidiendo escapar de su hechizo farsante.
Amores intermitentes…
que esclavizan con su sonrisa,
que someten con su mirada…
y provocan con su andar pecaminoso,
y nos enloquecen…
y nos atrapan…
no nos dejan desertar…
no nos permiten huir…
y nos someten.
Amores suspendidos…
imposibles de olvidar,
que van grabados como un tatuaje…
y se los recuerda hasta la muerte.