Mientras he de descubrir la noche
a solas.
Las macilentas flores de los jarrones solitarios.
Las huertas desprevenidas de los otoños silenciados,
las metódicas parcelas que constituyen mi mundo.
He de desvelar la noche y su ruina, su mundo sin mundo.
Hasta que la palidez de mi rostro entre en contacto
con las estrellas y se disuelva. El viento húmedo
que repica en los osarios. La estación abandonada
como un subterfugio de mi memoria arrasada.
Mis sueños de adolescente haciendo honor
a mis padres. El recuerdo de un futuro improbable.
La graduación del vino, en obsoletas y sucias
bodegas. El tráfico farragoso de tractores, la báscula.
Como un viejo santo, revelar la parte oscura de mí
hasta aniquilarla, posteriormente. ©