¡Amor! si la soledad de pronto me arropa, entiéndeme y no me abandones.
A veces me pierdo en el semblante de una hoja que cuelga solitaria de un árbol en pleno invierno.
Si mi amor se dejara ver, si mi amor se dejara tocar, así como sientes mi pálpito en lo profundo de mi pecho, correrías tras él descalza sobre un jardín de espinas.
¡Amor! si la calle me concede pasos en la madrugada, no desmayes de incertidumbre, la insólita oscuridad me ofrece un poema al cual recitar.
¡Amor! tal vez estoy siendo insensato con nuestro tiempo, se me escapa de las manos reconocer la felicidad, por lo que huyo hacía las grietas de tristezas.
¡Amor! aveces soy el capitán sin tripulación de mi velero, pero jamás cederé a perderte como suelo perderme a mí.