Las cosas no cambian
a nivel individual,
el tiempo y nuestra concepción
de un conteo de este,
son mundanos e irrelevantes
además de útiles,
cómo el nombre que le das a uno
de múltiples gatos.
Los hombres que hoy son ancianos
pensaron las mismas locuras arrechas
que los chicos de hoy de dieciséis años,
cuando tuvieron dieciséis años,
a su ritmo, en su época y con los suyos
al cabo los mismos.
Apuesto a que la sorpresa
que manifestó una niña
al ver su cuerpo sangrar por primera vez
hace 100 años, será igual,
a la que experimentará mi hija.
Podés esperar una fecha,
un sortilegio, un año nuevo,
solo serán nuevos números,
las mismas casas, con diferentes arreglos,
y otro calendario en la pared.
Un nuevo corte, pantalón o sudadera.
La misma persona.
Podés esperar una señal,
Podés hacer un juramento,
Meditarlo, planearlo, fijarlo como meta.
Al final del día no es así cómo cambian las cosas.