Alfredo Saez

-Mis versos barrocos--

 

¿ Por qué así suenan en algunos seres

mis barrocos versos, nativos como ecos

desde la añeja cerámica dispensadora,

epitafio de ánfora, el más verborrágico?

 

¿Por qué se les acusa de tan huraños,

navegantes de un ácido fluir hemorrágico

sin verles, incitadora, su fértil roja sangre ,

acaso sólo zigzagueante caudal proceloso?

 

Es cierto sí que sus alternantes metáforas

no se eyectaron balanceando sagrados totems,

consagrados con laicos tintineos argentinos,

célibes críticos de sermones en Jueves Santo.

 

Ahí están, versos que aguardan  mínimas indulgencias

a la aparente rispidez de vanas y agrias estulticias

formato de musicalidad  que nos da generoso el oído,

tímpano, huesecillo yunque y un martillo con diapasón.

 

Tomad sabores de temáticas  diversas y enciclopédicas

sin prejuicios ni códigos en  atenta presunción de inocencia

y no caer en los lugares comunes de calcadas impericias,

desenredo de enigmas, dulce tañir que versifica nuevas claridades.