Del fatídico accidente
rememoras la parte obligada
el ascenso y caída de un ídolo
su pagana transformación en oro
duelo de persianas que se cierran
al llegar el crepúsculo o la noche
donde y a la deriva, se mantienen
todavía a flote, los objetos por excéntrico
sortilegio: brumas ocasionales, participios
derruidos, lentitudes de bueyes, lluvia
generosa y aburrida, hipogeos del llanto
donde se muere con una escoba en el trastero.
Es inmaterial la forma de concretarnos?
Una pregunta alzada como una escopeta
entre los niños de alguna matanza sangrienta.
Campos obsoletos de ruinas y venganzas
lamentos sórdidos de alpargatas veraniegas,
formidables episodios de helechos llenos de esa
sabia tristeza,
y el corazón que apenas siente un bombardeo
de sillas y pupitres viejos y estirados.
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