Espero confiadamente la resurrección de mi verbo
Detenido quietamente en la niebla del invierno
O recostado sobre nubes alimentando los sueños
Inclinando las sílabas para adorar los recuerdos
Formando palabras para describir las flores
O entonando sonidos que acompañen las aves
Quiero que mi verbo exprese palabras consonantes y agudas
Para revivir las montañas y cantarle a los ríos
Describiendo sublime el volar de mariposas
Hasta posarlas en el campo inundado de aromas
Un verbo silente que acaricia los cuerpos
Que desgarre las almas con susurros y anhelos
Y descubra los amores que encienden pasiones
Busco que mi verbo sepulte rencores
Que colme imágenes de espumas y mares
De vuelos supremos entre arboledas y flores
Que se pose en las rocas con las alas tendidas
Abrazando las pieles, estrechando latidos
Descubriendo los vientres entre sedas y olvidos
Inflamando los labios con besos furtivos
Espero reposado la resurrección de mi verbo
De un amen sin dogmas cuando se amamanten los hijos
Cuando se estreche la mano del amigo caído
O se ofrezca el hombro para el descanso y el llanto
Quiero sin pretextos descansar en un huerto
Aceptar la partida como un final sin asombro
Como un libro que concluye y se guardan los lentes
A la espera de un nuevo que descubra las causas
De un otoño perdido, de un amor que se ha ido
De una tierra que espera la simiente y el agua
Para germinar pensamientos y renacer en alientos