Sintió dolor. Lo guardaba.
Sintió desesperación. Lloraba.
Sintió terror. Le paralizaba.
Sintió exasperación. Gritaba.
Sintió, y sintió haberlo sentido.
Como si sentir estuviese prohibido.
Quiso decir pero callaba.
Comprendo por qué llorabas.
Entiendo que te asustara.
Comprendo que lo pensaras.
Entiendo que no actuaras.
Os presentaré, querida dama, a una mujer.
Una mujer cuya sonrisa enamora.
Su carisma y gracia bastan para hacer,
para hacer olvidar lo que uno mal aprendió.
Egoísmo, avaricia, desdén, odio.
Cualquier atisbo de menosprecio.
Os presentaré, querida dama, a una mujer.
Una mujer cuya mirada encandila.
Si de mente abierta confías ser
vislumbrarás a través, los olivares de Castilla.
¡Y que ojos! Querida, ¡y que ojos!
Si tuvieses la dicha de perderte en ellos,
dariaste\' cuenta de cuan inmensa es
la fortaleza que llega a desprender,
y que ni ella misma confiaba tener.
Os presentaré, querida dama, a una mujer.
Una mujer, cuyos valores y principios
ha sabido mantenerlos íntegros
ha sabido luchar en los abismos
de lo inmoral, de la lujuria, del pesimismo, de la envidia, del dolor, del temor
y no solo ganarse el respeto de los suyos
ganarse su propio respeto y su propio amor.
Aprendió no solo a valorarse.
Aprendió a quererse y se dejó querer.
Aprendió a reírse y de sí misma también.
¡¡Y que grandiosa es la risa querida dama
la mejor terapia para el corazón y el alma!!
Aprendió a valorar el tener un hombro en el que apoyarse y se dejó apoyar.
Aprendió que las palabras se las lleva el viento mas no se dejó engañar.
Os presentaré, querida dama, a una mujer.
Una mujer que ya no guardaba su dolor.
Siguió llorando, pero no de desesperación, liberación.
Ya no le paralizaba el terror.
Ya no gritaba de exasperación.
Ya no se culpaba por sentir, era el sentimiento.
Quiso decir y dijo. Quiso hacer e hizo.
_¡Venid mi gentil dama, presentárosla ansío!_
\"Le cogería la mano\"
_No afloreis nervios, estaos tranquila_
\"La guiaría al lugar del encuentro\"
_¡¡¡Vamos!!! Mi dulce dama no sea tímida._
\"Llegan, mas no hay nadie esperando
salvo una estructura envuelta envejecida.
La dama frunce el ceño questionando\"
_Caballero, ¿para esto tanta alegría?_
\"Él sonriente ya estaría destapando
la estructura con garbo y gallardía\"
_Mi bella dama, fije lo que le he contado,
acuérdese que sus ojos encandilan._
\"La envoltura cae, y un espejo reflejando
el cuerpo y el rostro de la dama se vería\"
_Mi querida dama, siga observando.
Permítame presentarle, ella es Priscila._
Ahora ya lo sabes, nunca lo olvides. Siempre has sido Priscila.