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Don Quijote podía imaginar
sus aventuras
yo imagino acariciar tu cintura
en una noche de dulzura
con satisfacción pura
en derroche hasta alcanzar el cielo,
donde tus labios sean la ambrosía
y tu mirada la osadía
que le hace falta a la mía.
Que tus caricias sean la utopía
entre realidad y fantasía.
Que seas una dualidad filosófica,
una necesidad binaria,
hasta cierto punto imaginaria;
pero realmente necesaria.
Como en la mañana una plegaria
como para la espada el fuego
como el cuerpo para el alma
oh un bastón para un ciego
paz entre tempestad oh calma.
Que cruces mi umbral
y hagas mi ilusión real
hasta ser esa persona ideal
con quien pueda contar
y contarle mis anhelos.