Este año no espero nada
pues nada fue el pasado año
mi oro impalpable de antaño
se quebró con la mirada,
fue una imagen obligada
en una bruma ilusión
que despertó al corazón
clavándose como lanza,
en un barco de esperanza
hundido en desilusión.
Por eso no espero nada
y sin espera no hay daño
me sentiré como huraño
tumbado en la barricada,
y mirando la alborada...
cambiaré de situación
y subiré al galeón
con los sueños en balanza
cayendo a la vieja usanza
por ser buena tradición.