Su pasión se vistió de poesía
y llegó con sus versos a mi puerta;
y mi vida que estaba tan desierta
con su luz la llenó de algarabía:
Caminaba por senda mustia y yerta
y el camino de sombras se cubría;
mas con rima de dulce melodía,
de ilusión mi vereda fue cubierta.
¡Desde entonces su voz es mi aleluya
y su aroma mi altar y mi sudario;
pues mezclando mi esencia con la suya
ella ofrece de amor un gran santuario;
donde dejo que mi alma siempre fluya
suave verso que es trino de canario!
Autor: Aníbal Rodríguez.