Veo la tele, hojeo los diarios,
salgo a la calle y veo sin mirar
guerras, hambrunas,
pandemias, mala sangre,
odios, envidias, miseria, soledad.
La navidad es un espejo deformante,
luces, canciones, consumo, bacanal,
un aquelarre donde Satán imparte
sus mandamientos, su furia, su maldad,
un sacrificio ante el altar del miedo
una renuncia a nuestra libertad,
un finiquito, un despido un ¡Hasta luego!
un ¡No me jodas! ¡No me molestes más!
Nuestro Titánic zozobra sin remedio
nuestras pateras se pierden en el mar
mientras ahogamos con saña entre sus aguas
a los que no hemos querido rescatar.
Hay que remar y enfilar un nuevo rumbo
hay que escapar del naufragio universal
y descubrir otro mundo, un mundo nuevo
en el que al fin nos podamos abrazar
en el que el tuyo y el mío sea un nuestro
en el que ya no tengamos que luchar,
en donde reine la paz y la justicia
donde el trabajo sea la libertad
la cuenta atrás se acerca al punto cero
los elementos atacan sin piedad
o recreamos el mundo o este mundo
será el sepulcro de la humanidad.