Curioso y lamentable,
nada es lo que aparenta,
ni cumple con expectativas que,
a simple vista, son un hecho.
Esperas que sea lo que se supone es,
sin embargo, no es así
muy pocos cumplen su deber,
aún menos tienen lo que les toca,
como si cada uno estuviese en el lugar equivocado,
y en el momento equivocado;
la mayoría el tiempo.
El más sonriente, resulta ser depresivo,
así como el astuto resulta ser imbécil,
también viceversa.
No puedes ya confiar en tus sentidos,
teniendo a la mano sólo la razón,
la inteligencia, que irónicamente
fueron forjadas a base de los anteriores.
Siendo entonces,
que nos encontramos a la deriva,
viviendo a ciegas, engañados
y convencidos de la farsa.
convencidos,
o más bien,
resignados.
Decepciones, de toda clase,
desilusiones, de todo tipo,
desde que tienes memoria,
hasta que solo existes en la memoria
de los aún presentes,
terminas, de una u otra manera,
acostumbrado.
Me hubiera gustado
que las cosas fuesen como debiesen ser,
reconocer esta parte,
es a lo que llamo madurez.