Ya llegan los reyes vagos
y lo hacen un día al año,
con juguetes que están pagos
por los papis... está claro.
Como trabajan tan poco
se están volviendo algo huraños,
o tal vez un poco locos
... por eso no los apaño.
Fluye la imaginación
en las huestes infantiles;
los grandes cuentan leyendas
hablando cual chiquilines.
En tanto sus majestades
van retornando a sus casas,
pues cumplieron su labor
que por cierto los rebasa.
Llegarán a su morada
y se pondrán en pijamas,
esperando pase un año
para salir de sus camas.
Jamás pagan un impuesto
ni cumplen otras labores,
lo de ellos está muy claro:
¡Venden peces de colores!
Habrá que tomar medidas
por su poca inclinación
a actuar en comunidad:
¡Lo hacen en una ocasión!
Si todo esto fuera poco,
agua, pasto y galletitas,
les dejamos en su día
… y no dejan ni miguitas.
Tampoco nunca se afeitan
y quedan como tipejos;
es que son muy haraganes
y se están volviendo viejos.
Finalmente les comento
que no son reyes ni magos,
laburan un solo día
y son un trío de vagos.
Jorge Horacio Richino
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